Cansada de estrellas fugaces, busco una real y constante, que a mi lado aguarde cuando la oscuridad, apagada en su plenitud, se cierna sobre la ciudad en la que vivimos las dos, los dos... Amistades efímeras que se piensan eternas, que dañan el alma, el corazón y qué sé yo.
¡Hola! Hoy os voy a contar una historia bastante curiosa sobre un sapito llamado Demetrio. Demetrio era muy grande, verde y con manchitas más oscuras en su piel. Tenía unos enormes ojos, aunque siempre estaban cansados y los párpados quedaban a mitad de sus pupilas casi. Su boca era grande, muy grande, y sus patas, cuando se estiraba, larguísimas. Había salido a pasear por el parque cuando un niño pequeño le vio. Entonces, corrió hacia él, alejándose de su padre, para darle un beso fugaz y volver a los brazos de quien había abandonado por un instante. Sus mejillas se hicieron redonditas. Os estaréis preguntando ¿No se puso colorado? Pues no; le crecieron las mejillas. Sí. Cosas de sapos. Resulta que esa mañana yo también había salido a dar una vuelta por el mismo sitio que él, y me lo encontré echado en un banco, suspirando. Se me ocurrió pensar que igual se sentía triste, así que le saludé. -Hola señor sapo. -Hola señora humana. -Puede llamarme Toñi. -Demetrio. -¿Por
Comentarios
Un beso
Besos.
Un beso
Como dice Toro salvaje:¡Cuánta hipocresía abunda por estos parajes!
Un beso, guapa, y feliz semana.
Un beso hermanita ^^
Saludos
¡Besitos!