Cuando Pau inició sus clases en
septiembre de un año cualquiera a comienzos del segundo milenio después de
Cristo, no esperaba poder enseñar lecciones a través de sus cuadros o, al
menos, no lecciones como las que le enseñó a la pequeña Alícia.
Alícia era una joven que se había
encontrado con muchas quejas familiares y risas burlonas de amistades al
decidirse en voz alta por los estudios a los que pretendía optar, pero eso no
impidió que siguiera adelante. No obstante, la batalla diaria le hizo dudar
sobre la idea de encontrarse o no en el camino correcto.
-Alícia, ¿qué te ocurre? Los dibujos no
te salen. Estropeas el lienzo.
-No lo sé, profesor.
Pau le miró, diciéndole sin palabras su
conocimiento acerca de la poca veracidad en su respuesta.
-Bueno –admitió. –No sé si hice bien al
entrar aquí. Pinto y algunas personas disfrutan de ello; otras, quedan
indiferentes. Camino por la calle y gente que es mejor que yo está vendiendo
allí mismo sus creaciones.
El joven profesor esbozó una leve sonrisa
al verse reflejado en esa joven, cuando él tuvo la misma edad y las mismas
dudas. No obstante, él siguió pintando, pues el lienzo hizo de oído para sus
palabras, de esponja para sus problemas... y ella parecía no darse cuenta de
esa posibilidad.
-Ven, me gustaría enseñarte algo –dijo,
finalmente.
Pau llevó a Alícia a su despacho,
saliendo de clase sin decir nada y seguido por una chica que no comprendía qué
podría querer mostrarle aquel profesor. Tras caminar unos instantes, él abrió
la puerta e invitó a la chica a entrar, cerrando tras de sí. Pau abrió entonces
un cajón que ocupaba básicamente toda la tabla de la mesa, de poca profundidad,
del que extrajo un lienzo enteramente cubierto de colores.
-Este cuadro no ha sido visto por otros
ojos que los míos y, ahora, por los tuyos. Míralo.
El profesor giró y dejó la pintura en la
dirección de ella, quien lo contempló, extrañada al principio y con curiosidad
después.
-Si entiendes, sabrás lo que tienes que
hacer.
Alícia suspiró. No había nada que
entender ahí, solo pinceladas de diferentes colores que se unían y pisaban,
desde las esquinas hasta el centro o viceversa, no podía saberse; como
compitiendo por saber quién sería el más alto, el más fuerte, el más vivo.
Colores.
-Supongo que...
-No digas nada aún, vuélvelo a
contemplar.
La chica obedeció, guardando silencio y
centrando su atención a aquel caos de colores. Y entonces, sin saber muy bien
el momento, la razón, encontró algo. Alícia sonrió, sintiendo algo parecido a
la alegría inundando su ser.
-Ahora sí lo sabes –dijo él.
Ella asintió.
-Gracias.
Volvieron a clase y ninguno de los dos
volvió a hablar del tema. Ella se convertiría años más tarde en una artista
capaz de vivir de sus obras, con sus más y sus menos, y en sus menos sin
olvidar la imagen que vivió. Una pajarita sin pintar en el centro del lienzo
del profesor, un rumbo por escribir, una actitud que adoptar a elección de
quien tiene el pincel.
María Beltrán Catalán
Comentarios
Empiezo el año con las pilas recargadas. Uno de mis propósitos es ser más constante en mi blog y en los vuestros.
Espero que tengáis un feliz día de Reyes y un 2013 lleno de alegrías y sueños cumplidos... ¡y por cumplir! Que vuestros proyectos y esperanzas comiencen a dar sus frutos.
De regalo, comparto con vosotros mi primer cuento de este año.
¡Un abrazo!
El cuento creo yo que intenta transmitir constancia y fe en uno mismo. Con ellas podemos hacer que nuestra vida tenga sentido.
Un beso, guapa, y gracias por tus amables comentarios en mi bloh.
Espero que los Reyes se hayan portado bien y te deparen un año pleno de felicidad.
Un beso!!
Sí, puede que tengas razón y haya puesto unos cuantos "me encanta" en mi entrada, pero no puedo evitarlo: ¡ME ENCANTA!
Yo solo me he propuesto una cosa para este año: no tomarme las cosas tan a pecho. Debería empezar a hacerlo porque realmente tengo muchos problemas emocionales con ese tema y no puedo continuar así.
En cuanto al cuento me encanta. Parece que ella volvió a encontrar su camino, yo aún me encuentro debatiendo por lo que quiero hacer. Me gusta lo que estudio, ¿pero es lo qué quiero hacer?
Te leo en la próxima.
Un beso
Has vuelto a pintar las letras para dibujar una hermosa historia, mi niña escritora.
Vuelvo a repetir comentario en tu entrada y como realmente me encanta tu blog quiero decirte que te he otorgado un premio en mi blog.
Nos vemos!
Un beso! May R Ayamonte∞