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Mostrando entradas de mayo 3, 2016

A viva voz

-¿Por qué lo gritas? -Porque es algo maravilloso. ¡Tiene que enterarse el mundo entero! -Estás loca. -¡Y soy feliz! Carlos rió. Había sido tan repudiado, excluido y olvidado en el pasado que había aprendido a contentarse con esos gestos secretos de simpatía en los pasillos, pasajes y escondites. Sin embargo, qué bien le sentaba que alguien no se avergonzara de él, que sonriera con esa naturalidad y que fuera capaz de decir, a viva voz, que le quería. -Gracias, Anna. Pero ella ya estaba corriendo hacia el mar para luego huir de las olas que llegaban a la orilla. -¿No vienes? -exclamó Anna. Y entonces él, que nunca había alzado la voz... -¡Adonde tú vayas, iré! Y Anna, que había recibido más insultos que palabras amables a lo largo de su vida, se adentró en el agua, feliz de que alguien no sintiera miedo ni repudio hacia ella. Dichosa, porque había encontrado un amigo, un nuevo amigo, en alguien que ya conocía.