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Mostrando entradas de abril 13, 2013

El poder de un gesto bueno

Había acudido a una exposición de esculturas de barro. Llamaban a la artista “las manos ciegas”. La encontré con las manos en una de sus figuras, con una sonrisa similar a la que le recordaba. -Hace usted una obra maravillosa. -Gracias –respondió con amabilidad, girándose hacia mí, sin verme. –Me suena su voz. -Permítame contarle una historia... Tenían cuatro años. Pedro había ido de vacaciones a la playa y trajo consigo postales para repartir entre sus compañeros y compañeras. Recuerdo que lo primero que pensé fue que aquel gesto provenía de sus padres, bien por presumir, bien por socializar, bien por generosidad. Prejuicios que procuré, desde entonces, no volver a realizar. En el aula había una niña llamada Lucía que había perdido la vista en un accidente de coche. Era todo cuanto sabía de ella; eso, y que era una chica tímida, introvertida y seria para su edad; triste, para quienes se atrevían a soñar con la sonrisa de aquella pequeña morena de cabellos oscuros y mirad