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Mostrando entradas de marzo 8, 2009

Tú, mi protectora; yo, tu refugio.

Hoy ha venido llorando al refugio de mis brazos. Acurrucada, me ha confesado cuán cansada está ya de fingir ser fuerte para proteger a los demás, porque en este momento se siente frágil, cual muñequita de porcelana que teme caerse desde lo alto de una repisa al notar que tambalea su equilibrio. Te escribo a ti porque nadie merece los insultos que visten tu voz, empujones en la moral que la hacen dudar de su forma de ser, de sus posibilidades de superación, de todo. Ella siempre ha estado al lado de sus amigos, previniendo, comprendiendo, adivinando nuestros movimientos, y a pesar de ello pocas veces la escuchamos. Ella nos ayuda sin pensarlo si equivocamos nuestros pasos. Se ha hecho querer porque la necesitamos, se ha convertido en alguien importante para aquel que la conoce. Es grande, especial. No tienes derecho a hundirla, romper sus ilusiones o alejarla de sus sueños. Quiero que sueltes las palabras manchadas de envidia y egoísmo y hagas el intento de apoyarla y escucharla como el