Rumores de sonidos lúgubres, oscuridad incierta y mal augurio. Llegaban a mis oídos, de orejas invisibles, las acusaciones que me señalaban. En realidad fue una sentencia inapelable, de un juicio que nunca se produjo. Si alguien me hubiera preguntado, tal vez habría podido contarle que yo solo cantaba, cazaba para alimentarme y cuidaba de mis polluelos. Le habría explicado que lo hago de noche, que apenas me dejo ver y no es mi motivación asustar a nadie. Pero ellos no me conocían, ni tampoco preguntaron. Simplemente, crearon su propia historia sobre mí. Tal vez habría que dejar a un lado la dicotomía amistad y enemistad. Quizá, baste con permitirnos vivir en paz. Para mí, habría sido y es suficiente. Yo cumplo mi parte, yo sé quién soy. Es por ello que tengo mi conciencia tranquila, a pesar de las luces de gas. * * * Para este relato y este pequeño objeto de arcilla polimérica que hice ayer, me he inspirado en el cárabo común....
Un poco de todo, mucho de nada. ¡Esta también soy yo! Todos los derechos reservados.