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Mostrando entradas de mayo 6, 2011

Eran maniquíes

Eran maniquíes. Esculturas de plástico condenadas a posar en los escaparates con prendas ideales. Objetos inanimados, decía la gente. Mauricio era uno de ellos, nuevo, pero preso de la misma tienda. Fue al instante de llegar cuando se fijó en ella, en Adelaida.  Mauricio era joven, inexperto, desconocedor de las reglas inquebrantables de cada puesto de ropa. Así que al caer la noche, suspiró y buscó a la bella silueta que había robado su atención desde el primer momento. Allí estaba ella, inmóvil, perfecta, luciendo un sencillo traje primaveral, o veraniego, eso no importaba: la esencia era ella. Se acercó con el torso al descubierto, sus vaqueros rotos y una gorra.  -¿Qué haces aquí? Si te pillan pueden acabar contigo en menos que... -¡Hola! -Estás loco. -Por ti. Cásate conmigo, vayamos a la sección de bodas. Ella rió ante la ocurrencia disparatada del nuevo chico. Entonces, alguien encendió la luz del pasillo.  Mauricio corrió a esconderse entre la ropa, cuidadosamente colgada