Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre 8, 2012

Hablando en condicional

Todo comenzaría una noche de verano en la que me encontraría cenando una ensalada de frutas, de esas que no suelo comer a menos que me la pongan por delante. Sin embargo, en aquella gran casa de dos plantas, jardín, sótano y desván viviría yo sola, como si alguna vez me hubieran gustado los edificios tan vacíos, como si fuera de esas personas adictas al trabajo que huyen de las relaciones sociales por miedo a quedarse tal y como empezaron: solas. Cuando apenas hubiera terminado, alguien llamaría a mi puerta con estrépito y yo, asustada, iría alegremente a abrir la puerta, como si alguna vez hubiese sido tan temeraria; aquello no era valentía. Entonces un señor que pertenecería a mi pasado me invitaría a subir con urgencia a un coche de lujo, una de esas limusinas que nunca he podido permitirme y que no entraba en mis deseos materiales poseer. El interior de aquel vehículo sería como una discoteca en miniatura y deshabitada, salvo por la presencia del señor que me acompañaría y me