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Coraje y sororidad

(Texto y dibujo de María Beltrán Catalán)

El elefante africano es el animal terrestre más grande del planeta Tierra, según National Geographic. Le sigue el elefante asiático, pero tienen sutiles diferencias muy curiosas en la forma de la espalda, las orejas, la trompa y el número de dedos en las patas.

La espalda del elefante asiático es cóncava y sus orejas redondeadas y más pequeñas que las del elefante africano. Mientras que el elefante africano tiene dos protuberancias parecidas a dedos, en el extremo de la trompa, que le permite agarrar objetos pequeños, el elefante asiático solo tiene una.

Parece ser que los elefantes africanos de selva y los asiáticos tienen cinco dedos en las patas delanteras y cuatro en las traseras, mientras que el elefante africano de sabana tan solo presenta cuatro dedos en las patas anteriores y tres en las posteriores.

El texto y dibujo de hoy se lo dedico al elefante africano de sabana, así que en este animal me centraré hoy. 

Algo que me ha llamado la atención de estos mamíferos es su comportamiento social. Viven en manadas matriarcales, donde la hembra que lidera el grupo enseña al resto las fuentes de agua que conoce para la supervivencia. Los machos suelen abandonar la manada al llegar a la adolescencia y llevan una vida más bien solitaria.

Son especies capaces de reconocer a otros miembros de su grupo. De hecho, entidades que trabajan en bien de su conservación expresan que, al pasar junto a un cadáver de un miembro de su especie, tienen un gesto que podríamos interpretar de respeto: tocan su frente con la trompa.

El apareamiento es muy curioso. Al menos, a mí me lo parece. Por lo que he leído, ocurre cuando la hembra se siente preparada, algo que puede suceder en cualquier época del año. Llegado el momento, emite infrasonidos que atraen a los machos, a veces situados a varios kilómetros. 

Los machos, entonces, llegan al lugar donde se halla la manada y pelean entre sí, cabeza contra cabeza. A veces se causan alguna herida en la cara o se rompen algún colmillo. ¿Y qué ocurre cuando uno gana? Pues que ha de ser aceptado por la hembra para proceder al apareamiento. La hembra, si acepta al macho vencedor, frota su cuerpo con el de él. Esa es la señal de consentimiento, por así decirlo. 

Una vez han terminado el apareamiento, cada miembro sigue por su lado. La gestación dura unos veintidós meses, una duración mucho mayor que en otros mamíferos. Cuando la cría ya se mantiene en pie, come sólido y puede seguir a la manada, la matriarca "dar orden" para reanudar la marcha.

El motivo de que haya elegido a este animal es porque me llamó la atención que, en pleno siglo veintiuno, esté en peligro de extinción por culpa de las acciones del ser humano. La caza furtiva para conseguir sus colmillos está acabando con la especie.

Tanto está impactando la codicia, egoísmo y abuso humano en el elefante africano de sabana, que están empezando a nacer crías sin colmillos, entiendo que por adaptación y supervivencia.

El ser humano dejó huella en la luna, una huella que no lastimó a nadie y probablemente ayudó al progreso de la humanidad. ¿Por qué, en este planeta tan diminuto nuestro, nos empeñamos en dejar heridas, cicatrices, en lugar de huellas de convivencia, progreso y paz?

No somos los dueños del planeta, solo lo habitamos durante unos años, como otras especies. ¿Qué tal si en lugar de destruirnos nos enfocamos en convivir y mejorarnos la vida desde el respeto?

Con el dibujo he pretendido simbolizar un elefante reconociendo el colmillo de otro miembro de sus especie. Cómo ha conseguido hacerse con el colmillo, lo dejo a vuestra imaginación.

Espero que el dibujo y texto de hoy os haya gustado o resultado interesante.

¡Abrazos a quienes me leéis y comentáis!

María

Comentarios

Toñi ha dicho que…
Encantada de leerte con todos mis sentidos, porque así es como invitas a seguirte.
Maravilloso dibujo un homenaje a unos de los seres de la creación más fascinantes y como bien dices apunto de su desaparición, como siempre, por egoísmo humano.
TKM
María (LadyLuna) ha dicho que…
Qué bonito, mami. Muchas gracias por leerme siempre con tanto cariño.
Me alegro de que te haya gustado el homenaje al elefante africano y la crítica al egoísmo humano.
Te quiero mucho.

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