Ir al contenido principal

Castillo de arena

No solía ir a la playa y, cuando lo hacía, las ganas de jugar con la arena y crear castillos se escondían, tímidas, en sus ojos oscuros. "Yo no sé hacerlos, nunca los he hecho" se decía para justificarse a sí misma, sin embargo, llegó una mañana y se enteró de que aquella tarde habría una especie de exposición de esculturas de arena, ¿por qué no iba ella a construir su castillo? Al fin y al cabo, no era algo tan raro.

En un par de horas y media Almudena había terminado su obra. Había quedado bastante bien, un edifico pequeñito, con un par de ventanas y dos torres a los lados. La puerta era grande. Aplaudió para sí, riéndose. Es lo que ocurre cuando se tienen cuatro años: saben encontrar la felicidad en cualquier parte. Se imaginó entrando en él, caminando por una alfombra roja para llegar al trono de su padre y al de su madre. Luego subiría unas escaleras a una de las torres y se asomaría a un balcón. A lo lejos, divisaría a su príncipe azul galopando veloz para casarse con ella. Qué bonita, sencilla y divertida es la imaginación en un niño.

Mas como el ser humano es así, un quinceañero que andaba cerca la vió tan feliz que no soportaba oírla reir. Fue hacia ella, le dijo algo violento y de una patada derrumbó el castillo de la pequeña. Almudena miró su castillo y empezó a llorar, ¡le había costado tanto conseguir terminarlo!

Entonces, una chica de siete años que pasaba por allí, se dirigió hacia ella. No tuvo que preguntar qué le ocurría al ver los restos de un esfuerzo ilusionado. La saludó y le tendió la mano, preguntando si quería ir con ella "tengo algo que enseñarte". La pequeña asintió y se levantó.

¿Sabes? Hay muchas personas y todos somos diferentes, pero hay una cosa que nos une: la humanidad. Tenemos corazón. Algunas aparentan que no, como quien ha destrozado tu palacio, pero en realidad sólo es un niño enfadado consigo mismo, tal vez por no atreverse a jugar como tú o por creer que él no puede pasárselo igual de bien que tú.

Las dos se habían acercado al agua y caminaban por la orilla con los pies descalzos. El tacto era agradable. La brisa jugaba con los cabellos de ambas y el sol los teñía de un dorado mágico.

A veces, nos esforzamos mucho en algo, y cuando lo conseguimos, sentimos una satisfacción enorme. Como ese árbol de arena que ha hecho ese hombre. Es fantástico. Pero las manzanas no pueden quedarse en el árbol para siempre, deben caer o ser degustadas para que puedan nacer más. Lo mismo pasa con las metas personales, las obras de arte, los cuentos, los cuadros, los trabajos, las medallas. Mira.

Una ola deshizo el árbol del señor aquel, que sonrió y se quedó sentado en la orilla.

Él ya ha disfrutado con ello. Ahora la naturaleza hace lo propio para que otra persona pueda llegar y materializar en arena sus sueños e ilusiones. ¿Y eso es motivo para llorar, rendirse, frustarse? No, claro que no. Es una razón para seguir. La naturaleza nunca deja de dar sus frutos; nosotros no debemos dejar de luchar por nuestras metas, sueños, ilusiones y felicidad. Si no hubiera sido ese chico, el mar se habría llevado tu castillo. ¿Qué hacer entonces? Volver a jugar, hacer algo diferente, imaginar algo distinto, pero seguir disfrutando, riendo, como sólo tú sabes.

-¿Hacemos un campo de fútbol?

-Vale, pero vámonos más lejos que si no nos dará tiempo.

-No, no, aquí está bien, así nos damos más prisa y vemos quién gana el partido con más jugadores antes de que vengan las olas.

-De acuerdo.

Y se pusieron manos a la obra.

[Lean el primer comentario de esta entrada]

Comentarios

María (LadyLuna) ha dicho que…
¡Hola, chico/as!

¿Qué tal? ¿Cómo os va todo? Yo este viernes termino los exámenes de la facultad, ¡yupi! ¡Y de momento van bien!

Siento haber tardado en publicar, pero he estado liada y no he tenido tiempo a pasarlo a ordenador.

Bueno, no me enredo, voy a lo que quería deciros:

¡Me ha encantado vuestra participación en la entrada anterior! ¡No pensaba que os animaríais tantos, ni que me leyérais tantos!

Es fascinante la cantidad de historias que puede inspirar un "simple banco"... ¡Me ha hecho mucha ilusión leerlas todas!

Tanto, que creo que haré más publicaciones así^^ Ahora que espero tener un verano tranquilo, podré escribir más veces ¡y será ameno compaginar lo tradicional del blog con lo del otro día!

Muchísimas gracias a los que me leéis y, especialmente, ¡a los que comentáis! Al fin y al cabo, un blog se alimenta de los comentarios :)

¡Y mi más sincera bienvenida a los nuevos! ¡Espero leeros de nuevo por aquí!

Sin más... ¡Muchas gracias a todos!

Ah... sí, ya sé que prometí escribir algo sobre el banco, pero cuando venga la inspiración, que ella sabe encontrar el momento perfecto ¿vale?

¡Besitos a todos!

Y un abrazo mimosito para ti^^

pd: gracias papá, por hacerme reir, por hacerme llorar, por hacerme sentir, que al fin y al cabo, es vivir. Este escrito va para ti, porque tú fuiste mi inspiración en él.
De tu primito, Xemari. ha dicho que…
Para mí, este breve relato me da mucho que pensar, siempre hay que luchar por conseguir lo que uno quiere, por muy difícil que resulte, con esfuerzo, empeño, ayuda de los que te rodean, de los que más quieres, y un poquito de aquí y de allí se consigue ^^.
Eso sí, siempre habrá alguien que intente hacer todo lo posible porque no lo consigas. Pero aun así sigue luchando, y si sigue esa persona, lucha más.
En fin que decir XDD, es todo una cadena en realidad.
Ta muy bien este relato primita ^^, y me alegro que haya salido bien la “operación banco” XD, nos vemos este verano yujuuu.
MUCHOS BESOTES Y ABRAZOS MIMOSINES FUETEEEEE.
JUAN PAN GARCÍA ha dicho que…
Muy buena reflexión la que nos dejas en esta entrada. Coincido con tu primo en su a`ppreciación. Que tengas éxito en los examenes y disfrutes de un merecido verano de sol mar y, sobretodo, felicidad. Un beso
The Cheshire Cat ha dicho que…
Como siempre.. sin palabras, me parece precioso, y me trae muchos viejos recuerdos.. ains, yo acabo mañana, a ver si vuelvo a abrir el tuenti, que lo cerré para no distraerme con nada y subo las propuests de días para quedar :D

Muchos besos preciosa, y mucha suerte!!!! (aunque no la necesites ^^)
Anónimo ha dicho que…
Es muy bello, más cuando hay una enseñanza en el. me gustó mucho la conclusión que sacó la niña. Muchas personas que se comportan mal, es porque están enfadadas con ellas mismas, y no por que sean malas. Hay algo que les hace comportarse así, y solo hay que sacarlo.

Espero que tengas un verano memorable...

Un besito cielo
Xevi CG ha dicho que…
¡Buenas noches princesa LadyLuna!

Como siempre eres una fuente de inspiración, buenos temas para reflexionar.

No hay duda que lamentarse por lo que se pierde (o por lo que se desea y aún no se ha podido conseguir) no sirve de nada.

No sé si por la educación que recibimos desde pequeños, por las influencias de la sociedad en general o porque simplemente es más sencillo, pero muchos de nosotros caemos en esa trampa.

Quizá perdemos demasiado tiempo en lamentaciones, y el tiempo es precisamente lo más preciado que tenemos y como bien reflejas en tu escrito, la vida nos ofrece constantemente nuevas oportunidades, en nuestra mano está aprovecharlas y llenar nuestras vidas de momentos felices.

Me considero un aprendiz de esta actitud, aún no la tengo interiorizada, aún caigo en demasiadas ocasiones en la lamentación, pero seguiré luchando!

!Besitos y un abrazo mimosito!

Saludos también para el resto de "fans" del blog!^^
Peace walker ha dicho que…
Es la segunda vez que leo este blog y la verdad esque una vez empecé a leerlo tuve que seguir hasta el final porque nadie es capaz de es capaz de expresarte como tu lo haces realmente sentí que estaba alli y me pareció una reflexión muy acertada de la vida, estaba estudiando y despues de leer esto me siento con mas fuerza, muchas gracias
Rafa ha dicho que…
Vaya, me he quedado de piedra. Me ha gustado mucho, pero lo que me quedo es con el mensaje. Vuelves a transmitir esa naturalidad que tanto me gusta, y haces que ademas algo recorra mi estomago mientras lo leo... ¿nolstalgia? muchas cosas pasan en la vida, y aunque se van acabando siempre quedan ahi, por muchas olas que pasen e incluso cuando ya no queda castillo.
A proposito, la chica del principio me recuerda a ti jaja.
Me ha encantado Ladyluna, perdona que no te haya escrito en algun tiempo, pero no dejo de leerte. Un beso y cuidate!!
Anónimo ha dicho que…
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo ha dicho que…
Muy chulo el cuento. La moraleja podría ser: El secreto del triunfo no es no caerse, sino volverte a levantar siempre.

La selectividad espero que bien ¿no?

Un besote :-)
victoria eugenia ha dicho que…
Me ha gustado mucho el relato. La verdad es que hace reflexionar. Felicitaciones.
Anónimo ha dicho que…
Sabiduria en estas lineas, sin duda.
Alentadoras palabras que no transmiten más que una realidad.
Leerlo, me impulsa ha hacer mi "castillo de arena".
Por su puesto estarás invitada a la inauguración María. Aquí quisiera pedirte perdón por mi usencia y mi dejadez. Ha habido muchos motibos para ello, pero como siempre, no son excusa. Solo he estado viviendo, para tener más que decir.
Espero sepas perdonarme compensandote con mi campañía cuando precises.

PD: Perderme estos escritos durante tanto tiempo ha sido una estupidez. Son un placer para todos los sentidos.

FDO: Gugy.

Entradas populares de este blog

Demetrio, un sapito agradable

¡Hola! Hoy os voy a contar una historia bastante curiosa sobre un sapito llamado Demetrio. Demetrio era muy grande, verde y con manchitas más oscuras en su piel. Tenía unos enormes ojos, aunque siempre estaban cansados y los párpados quedaban a mitad de sus pupilas casi. Su boca era grande, muy grande, y sus patas, cuando se estiraba, larguísimas. Había salido a pasear por el parque cuando un niño pequeño le vio. Entonces, corrió hacia él, alejándose de su padre, para darle un beso fugaz y volver a los brazos de quien había abandonado por un instante. Sus mejillas se hicieron redonditas. Os estaréis preguntando ¿No se puso colorado? Pues no; le crecieron las mejillas. Sí. Cosas de sapos. Resulta que esa mañana yo también había salido a dar una vuelta por el mismo sitio que él, y me lo encontré echado en un banco, suspirando. Se me ocurrió pensar que igual se sentía triste, así que le saludé. -Hola señor sapo. -Hola señora humana. -Puede llamarme Toñi. -Demetrio. -¿Por

La fuente y sus historias

-No puedo describir con palabras las sensaciones que vivo cuando vengo aquí. Los tiempos, la gente, las calles... todo ha cambiado -dijo el anciano, saboreando un aire de nostalgia al respirar profundamente. -¿Por qué sonríes, pues? La Font de Dins, Onda (Castellón) -Esa fuente, la Font de Dins. Las risas, las bromas, todo sigue ahí, con ella. ¿No es fantástico saber que hace ochenta años alguien veía lo mismo que tú ves ahora? Puedes imaginar la historia que quieras; es posible que encierre alguna realidad. -Al hablar, parecía estar en otro mundo, en otra época, en otros ojos, ¡quién sabe dónde! -Por ejemplo... ese trío de ancianos de aquella mesa, que beben y charlan. Dos de ellos son primos y solían jugar a cubrir con sus manos los orificios de la fuente cuando alguien se disponía a beber, de manera que, cuando el sediento ya tenía un pie en la fuente, otro fuera y agachaba la cabeza, el agua salía con tanta fuerza de repente que perdía el equilibrio y caía al agua.

Mi Navidad

Apenas faltaban unas horas para la Noche Buena. Mis vecinos habían insistido en invitarme a las cenas con sus respectivas familias, para celebrarlo, pero yo hacía tiempo que no tenía nada por lo que brindar. Mi familia se había ido reduciendo cada año, pasando de ser veinte personas alrededor de la mesa, a verme completamente sola. Supongo que es normal; una anciana como yo, sin hijos ni nietos. La gente parece feliz, incluso quienes no lo son, lo fingen. Las calles se visten de luces de colores para recordarme que el mundo está de fiesta, que yo no estoy invitada a ella. Es triste. Aquella noche ni siquiera preparé la cena. Echaba de menos la sencillez de la que preparaba mi hermana; en paz descanse su alma. Me acosté, intentando mantener la mente alejada de los villancicos navideños. Al día siguiente me levanté, como siempre. Mientras desayunaba, pensé en el consumismo masivo de estos días festivos. La gente no se planteaba si creía o no en la historia de Jesús, en los Reyes Magos,