Ir al contenido principal

Pastitermi - objeto inventado

La pastitermi tiene dos variantes. Una es para incrementar la sensación térmica y otra para disminuirla. Sirve para que, si estás suficientemente abrigado o abrigada en invierno, no pases frío. Y, si llevas las prendas adecuadas en verano, no pases calor. 

La verdad es que yo soy más de verano que de invierno porque soy friolera, así que usaría la pastitermi en esta época para pasar menos frío. ¿La usaríais? ¿En qué momentos?

Comentarios

Toñi ha dicho que…
Pastitermi???
Yo prefiero el verano al invierno, bueno mejor la primavera.

Si se inventa algo para no tener frío me apunto.

TKM
Samuel Sopeña ha dicho que…
Buenas noches

A ver si me he enterado bien. Tu invento modifica la temperatura según la necesidad o da mas calor o refresca.
Entonces sirve para todas las épocas del año y así encontrarte a gusto siempre.
Lo único por lo que no lo usaría sería si el tejido al tacto me repele, soy especialito para esto.
Gracias por escribir cosas tan divertidas, me ha gustado mucho.
María (LadyLuna) ha dicho que…
¡Gracias por leerme y comentar!

Mami, sí que es verdad que la primavera es una estación agradable (al menos, si no se tiene alergia, jejeje). ¡Me gusta que te apuntes a mi objeto inventado!

Sami, sí, efectivamente, sirve para cualquier época del año y es una pastilla que te tomas y listo. Llevas las prendas que, por salud, son necesarias, y no sentirás frío o calor, sino comodidad. ¡Me alegro de que te haya divertido!

¡Gracias de nuevo a lo dos!

Entradas populares de este blog

Mi Navidad

Apenas faltaban unas horas para la Noche Buena. Mis vecinos habían insistido en invitarme a las cenas con sus respectivas familias, para celebrarlo, pero yo hacía tiempo que no tenía nada por lo que brindar. Mi familia se había ido reduciendo cada año, pasando de ser veinte personas alrededor de la mesa, a verme completamente sola. Supongo que es normal; una anciana como yo, sin hijos ni nietos. La gente parece feliz, incluso quienes no lo son, lo fingen. Las calles se visten de luces de colores para recordarme que el mundo está de fiesta, que yo no estoy invitada a ella. Es triste. Aquella noche ni siquiera preparé la cena. Echaba de menos la sencillez de la que preparaba mi hermana; en paz descanse su alma. Me acosté, intentando mantener la mente alejada de los villancicos navideños. Al día siguiente me levanté, como siempre. Mientras desayunaba, pensé en el consumismo masivo de estos días festivos. La gente no se planteaba si creía o no en la historia de Jesús, en los Reyes Magos,...

Demetrio, un sapito agradable

¡Hola! Hoy os voy a contar una historia bastante curiosa sobre un sapito llamado Demetrio. Demetrio era muy grande, verde y con manchitas más oscuras en su piel. Tenía unos enormes ojos, aunque siempre estaban cansados y los párpados quedaban a mitad de sus pupilas casi. Su boca era grande, muy grande, y sus patas, cuando se estiraba, larguísimas. Había salido a pasear por el parque cuando un niño pequeño le vio. Entonces, corrió hacia él, alejándose de su padre, para darle un beso fugaz y volver a los brazos de quien había abandonado por un instante. Sus mejillas se hicieron redonditas. Os estaréis preguntando ¿No se puso colorado? Pues no; le crecieron las mejillas. Sí. Cosas de sapos. Resulta que esa mañana yo también había salido a dar una vuelta por el mismo sitio que él, y me lo encontré echado en un banco, suspirando. Se me ocurrió pensar que igual se sentía triste, así que le saludé. -Hola señor sapo. -Hola señora humana. -Puede llamarme Toñi. -Demetrio. -¿Por...

La magia de prestar atención

El sol de media tarde acariciaba los cultivos que reposaban alrededor de la casa. Dos amigos, Víctor y Luis, picoteaban algunos frutos secos y, tras una larga conversación sobre asuntos laborales o desencuentros con otras personas, comentaban entre sí, ya más relajadamente: — ¿Viste los pájaros negros viniendo hacia aquí? En el agua estancada que ha dejado la lluvia de estas semanas, junto al camino. — No, no me he fijado  — respondió Luis apagando su quinto cigarrillo. —  Por cierto, ¿dónde está Rosaura? Siempre llega tarde. Rosaura iba en coche con Marisa, charlando sobre lo agradable de que, tras tres semanas de intensas borrascas, hubiera salido el sol. El estado de ánimo también era diferente cuando de días oscuros aparecían aquellos más luminosos. — ¡Para, para, para! ¡Mira! Marisa se asustó, frenó de manera algo brusca, y miró con desaprobación a su amiga. Ella, en cambio, no se percató de ello: miraba con la ilusión de un niño de cinco años a través de la ventana del v...