Anoche, hablando por teléfono con David, recordé la entrada que publiqué hace un tiempo "¿Qué ven ustedes?", en la que a partir de una fotografía os pedía que dejarais volar vuestra imaginación. La experiencia fue realmente bonita: de una fotografía salieron muchas historias diferentes.
Pues ahora bien, se me ha ocurrido que, para amenizar un poco más el blog, que lleva unos meses bastante apagado, voy a proponer tres palabras, y escucharé lo que tengan que decirme. Lo que oiga, lo escribiré y lo compartiré con vosotros, como haré en esta entrada.
La idea es que, después, además de comentar vuestra opinión sobre mis relatos, si os ha gustado alguno más en concreto y por qué, etc., como soléis hacer; los que queráis, escojáis una de las tres palabras propuestas e intentéis escribir una pequeña escena o relato de apenas unas líneas con esa palabra. ¿Qué os parece? He pensando que puede ser divertida, ¡así que os invito y animo a probarlo!
Palabra 1: Micrófono
La música escapaba por la ventana con la rapidez de un suspiro y un volumen considerable. Entre murmullos se escuchaba la voz emocionada de Evangeline, mi estrella entre estrellas, la mujer de mi vida, mi esposa desde hacía treinta años.
Entré en casa pensando que podría estar molestando a los vecinos, hasta que la vi. Bailaba, saltaba, se arrodillaba, gritaba de emoción, reía. Todo en el salón. Anhelé ver desde sus ojos, siempre tan abiertos a la imaginación de su mente.
Me adentré entonces en el salón, su escenario, y cuando se dio cuenta me dedicó una de esas sonrisas que llegan al alma de quien las recibe. Me senté, convirtiéndome quizás en un espectador más, y disfruté del espectáculo, mientras ella cantaba con una escoba como micrófono.
Palabra 2: Canción
Nunca imaginé tener que soportar una despedida tan cruel. Apenas puedes hablar; y mucho menos, moverte. Las paredes de esta habitación huelen a muerte, ¡y yo te recuerdo tan vivo!
Mis errores pesan demasiado para este viejo corazón.
A tientas, te noto buscar mi mano. Sí, cariño; llevo nuestra alianza. Parece que encontrarla te tranquiliza, pero a mí se me ahoga la pena en la garganta, ¡ojalá me saliera la voz para decir que soy tuyo, que mi alma te pertenece desde aquella canción que me entregaste cuando nos conocimos!
Palabra 3: Rojo
Siempre me ha gustado el rojo. En una prenda desprende vida; en una flor, elegancia. Forma parte del arco iris que hace del cielo diario una experiencia nueva. De ese color acostumbran a pintar los corazones, como símbolo de amor, quizás. También lo relacionan con la pasión; y a mí, me suena a tango.
Siempre me ha gustado el rojo, hasta que lo vi en el perfil de tus ojos, y en la alteración de tu piel. Y es el que el rojo del amor no es compatible con el rojo del dolor, al que debemos decir "basta", al que debemos decir "¡no!".
Comentarios
Afuera hacía frío, sin embargo, la chupa de cuero con la que se abrigaba empezaba a sobrarle. El ambiente en aquel estudio era mucho más cálido de lo que él hubiera esperado, pero la correa que sujetaba su guitarra al hombro impedía que se quitara la chupa para sentirse más cómodo. Estaba sudando. ¿Por calor? Era pleno invierno. ¿Por nervios? Eso tenía más sentido. Miró al técnico que, desde la cabina de sonido, les hacía señales, indicando que empezarán. Pensó, mirando aquel micrófono, si su voz saldría con la suficiente fuerza y afinada como debía... Sintió pánico. Vio como uno de sus compañeros contaba: Uno, dos tres... Automáticamente la púa que sostenía en su mano rasgó las primeras notas de su guitarra que casi automáticamente salían sin pensar. Escucho la armónica que daba inició a la pieza, que estaba apunto de grabar por primera vez; sabía que detrás entraba él. Respiró hondo y al abrir su boca su voz se liberó de la tenaza de sus nervios y voló rauda a encontrarse con el micrófono que parecía mirarle, esperando que entonara, como sólo él sabía, la letra de su maravillosa canción.
Lo que porpones es una idea genial, una pena que no tengamos tanto tiempo como desearíamos.Pero hoy quiero participar con la 1ª palabra:
MICRÓFONO
¡Vaya , a quién tenemos aquí! El estúpido Juan, que se cree poeta y tiembla ante mi como un junco en la ribera del río. Cada vez que acude a un recital y se pone en frente me mira, más nervioso que el jopo de una chiva y no sabe ni cómo cogerme. ¡Ayns!, que acabe pronto y se quite de mi vista y conceda el turno de la palabra a los verdaderos poetas. Con esos me deleito y me excito hasta el punto de que me suben las pulsaciones y algún chirrido incómodo se me escapa...
La dulce voz de una hermosa mujer o la varonil y apasionada declaración de amor hecha versos de los hombres... todo ello me seduce, me enamora y absorbo una a una cada palabra pronunciada, y la trasmito elevando el volumen del más mínimo respiro.
Es entonces cuando afloran los sentimientos del poeta y ello deriva en la congoja y el deseo de amar de quienes escuchan hundidos en sus butacas guardando silencio, mientras mi alma se esfuma entre las ondas eléctricas que, entregadas y palpitantes, me dejan rendida en el sopor del éxtasis.
Besos, my Lady
Ella se escuchaba todas las mañanas. Escuchaba su interior tanteando cómo iba a ser el día. Si tocaba reír, enfadarse o tener la sensibilidad a flor de piel. Muchas veces sonreía ante la estupidez que parecía hacer, pero... En el fondo, gracias a eso, podía manejarse e intentar que las piezas de cristal que la componen no se destrocen en cien mil pedazos. Poco a poco empieza a oír algo nuevo. Una pequeña y suave melodía. Un susurro apenas audible que se va haciendo mayor con el paso de los días. Es su canción... Es ese sonido perfecto que le dice que no puede vivir sin él...
Me ha gustado el del color rojo, ya sabes el cariño especial que le tengo a ese color =3 así que me pongo a ello.
ROJO
La música llevaba toda la tarde sonando. Una canción tras otra, sin pausa, a veces melodías dulces, tranquilas, a las que seguían otras más animadas, de esas que te incitan a bailar, a levantarte de la cama y romper a cantar, a saltar. Le encantaba, no había nada que le llenase más que la música.
Sonrió, dejandose caer en el suelo, haciendo crugir los periodicos que había colocado para no manchar el parqué de su nueva casa mientras tarareaba la canción que sonaba en la radio, una animada melodía de manos de Joan Manuel Serrat.
No pudo aguantar las ganas de echarse a bailar cuando la canción cambió, sonando una de sus favoritas. Comenzó a mover la cabeza suavemente, siguiendo el ritmo de la música con sus pies mientras comenzaba a cantar. Nada como la música para recuperar el ánimo y subir el autoestima.
El bote de pintura rodó por el suelo con un ruido metálico, golpeado por el ritmo que marcaban sus pies, dejando un regrero de color sobre los periodicos. Él se puso en pie, subiendo el volumen de la música lo que provocó la inevitable curiosidad de su pareja, quien se acercó a la habitación abriendo la puerta con cuidado, asomándose y sonriendo alegremente al verle bailar, solo, riendo alegremente, acercándose a ella y cogiendole de la mano, sacandole a bailar entre risas.
La canción terminó. Ella le sonrió pasando las manos por sus hombros mientras él se inclinaba y le besaba con dulzura entre paredes de color rojo.
Micrófono:
Un escenario, cinco almas, doscientos corazones.
Quien iba a decir que toda la ilusión de una vida podría llevarse a cabo gracias a cuatro chicos tan diferentes a ti que ni siquiera ves lógico que sean tus amigos.
Pero ocurre, encima de un escenario, delante de personas que te apoyan y te quieren.
Estás nerviosa, pero aún así, sales a escena, sonríes, agarras el micrófono con manos temblorosas y comienzas a cantar.
La gente estalla en aplausos, gritos, pancartas arriba.
Tus compañeros te miran, te sonríen y te invitan a no parar, a dar lo mejor de ti.
No tienes dudas, es el mejor día de tu vida
Bueno, pues nada, solo pasaba para agradecerte el comentario, y, evidentemente TE SIGO.
Idea genial, y relatos increibles. El rojo.... pfff enserio *_*
Bueno, eso, eres bienevnida siempre quequieras!
Un besitooo :D
-bitetobite.blogspot.com
Rojo.
Aún recuerdo el primer momento en que te ví con ese vestido rojo. Mis ojos no apartaban la mirada deseosos y mis labios temblaban por sentirte en ellos. Aún recuerdo como bailabas en mis manos, desnudándote poco a poco, desprendiéndote de aquel vestido rojo. Esa fue la primera vez, ya nunca pude olvidarme de tu olor ni del sabor que nuestros encuentros dejaban en mi lengua.
Luego vinieron otras más, por supuesto.
¡Joder, cómo me gustan los Sugus de fresa!
Craig Craudfield
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